Por Tomás García Álvarez
Estudiante en práctica en Londres 38
Un equipo multigeneracional, como se definen, llegó a entregar nuevos aires al Departamento de Derechos Humanos del Colegio Médico Metropolitano, espacio creado durante los primeros años de la vuelta a la democracia para registrar la violación a los DD.HH durante dictadura, el trabajo de reparación y apoyar el retorno de médicos exiliados. Las y los médicos que conforman el equipo, electo hace unos meses, buscan inyectar nuevas propuestas para abordar los temas que están marcando agenda, en un gremio cruzado por visiones conservadoras que se reflejan tanto en la práctica médica, como en el trato entre pares.
Danae Sinclaire, ex dirigenta estudiantil de la Universidad de Chile y médico psiquiatra, actual miembro del departamento, nos recibió en la sede regional Metropolitana del Colegio Médico y conversó con el equipo de Londres 38 sobre violencia de género al interior del gremio, la desinformación de algunos médicos al declararse objetores de conciencia, y sobre la criminalización y violencia policial. Para ella, es crucial dar "nuevos horizontes" al trabajo del Colegio Médico a nivel regional y nacional, y ve como una oportunidad que el gremio tenga una postura sobre temas como el aborto en tres causales y ley de identidad de género, entre otros temas.
¿Qué temas están planificando para este año con el regional?
Queremos levantar en conjunto con otras organizaciones sociales un observatorio sobre la implementación de la Ley de Aborto en tres causales. Hicimos un seminario la semana pasada en relación a estos temas: objeción de conciencia, educación en derechos sexuales y reproductivos y formas de involucramiento de los médicos en todas las situaciones. La violencia obstétrica es otro tema. Pero nos interesa también educar a los médicos en lo que realmente significa ser objetor de conciencia.
Por otra parte, buscamos visibilizar la violencia de género que existe al interior del gremio. Es algo bien importante porque hay muchas situaciones de acoso, de abuso tanto sexual como de poder al interior de los hospitales, y por la propia estructura vertical. Estamos sensibilizando, visibilizando y desnaturalizando estas situaciones porque está arraigado en muchos colegas una forma de tratarse. Hay mucha violencia de género verbal, oculta y naturalizada entre los colegas.
¿Qué sucede con los objetores de conciencia por la ley de aborto en tres causales?
Uno puede respetar a alguien que es católico, que profesa activamente la religión, que sea objetor de conciencia, pero lo que estamos viendo es que muchos médicos por desconocimiento, por miedo, por otras razones que no necesariamente tienen que ver con sus creencias religiosas, están siendo objetores. Existen presiones de pares y de jefaturas porque se piensa que "si todos mis colegas objetan, yo no voy a realizar abortos".
A veces hay hasta flojera, suena feo decirlo, pero es harto el trámite que incluye la implementación de la ley. Hay que rellenar formularios y tampoco te dan horario protegido para hacerlo, entonces, todas estas situaciones pueden estar aumentando o engrosando falsamente la objeción de conciencia.
Que se den casos como estos ¿tiene que ver con que la ley no ha sido bien implementada?
Más que por la ley tiene que ver con un cambio cultural. Hay cosas que no se pueden conseguir por ley, por ejemplo, un proceso educativo y formativo de las nuevas generaciones de ginecólogos, para que vengan con otra mentalidad y promuevan nuevas prácticas al interior de los servicios.
Hace un tiempo leíamos una entrevista realizada por The Clinic al doctor Enrique Morales, quien está a cargo de la comisión de derechos humanos del Colegio Médico a nivel nacional y que ha comprobado tipos de tortura aplicadas a estudiantes por parte de Carabineros ¿qué trabajo han desarrollado en referencia a las movilizaciones sociales y a los casos periciados donde ha existido violencia policial?
Ha habido un contacto permanente con algunas organizaciones civiles que están vinculadas con Observadores de Derechos Humanos. Varias instituciones constan con este personal capacitado para observar e identificar violaciones a los derechos humanos durante las protestas, hay personas que incluso están capacitados en el Protocolo de Estambul. Cuando es necesario, y si es que se identifica alguna vulneración de derechos hacia niños, jóvenes o gente que está protestando, o si es necesario constatación de lesiones, se hace el contacto.
Nosotros no tenemos equipo de observadores de derechos humanos ni en el Colegio Médico regional, ni en el nacional. Lo que sí hay es este vínculo semiformal, para llegar cuando hay situaciones de violencia. Eso funciona generalmente a través del Colegio Médico Nacional.
Los médicos que están colegiados, ¿están capacitados para identificar y tratar temas de violencia de tipo política?
No. Hay algunos médicos que tienen evidentemente capacitaciones en Protocolo de Estambul, pero no todos. No es algo estándar. Efectivamente los observadores de derechos humanos normalmente tienen capacitación en este protocolo, pero hay algunas cosas que las tiene que hacer un médico, como por ejemplo, la constatación de lesiones. Que es una parte del protocolo.
Pasando a otro tema. Hace algunos días, Otto Dorr* fue anunciado como nuevo el Premio Nacional de Medicina 2018, ¿existe una perspectiva en el espacio médico en la que se destaca únicamente el ámbito profesional, sin contar el lado ético de su trabajo? En el caso de Dorr, se obvió su relación con Colonia Dignidad.
Pasa que el tema de los derechos humanos termina circunscrito a médicos con más ideología de izquierda o sensibilidad de izquierda, que han vivido u observado este tema, que en su biografía les ha tocado vivirlo. Pero, al igual que en el resto de la sociedad chilena, sigue existiendo una fractura muy fuerte y esa fractura traspasa generaciones, traspasa profesiones. Pasa que a pesar de ser médicos, muchos no tienen un respeto sine qua non a los derechos humanos y, por sobre todo, un repudio sin peros ni paréntesis a cualquier violador de los derechos humanos en Chile o en otros países.
Pero, ¿qué pasa cuando se valora la trayectoria médica antes que mirar, en este caso específico, el haber colaborado con violadores a los derechos humanos?
El Colegio Médico es una más de las partes que vota, y hay una votación de un comité que elige al ganador del premio y que está conformado por muchas personas y, de hecho, no todos son médicos. Hubo un curriculum muy de peso que terminó por relativizar estas consideraciones. No deberían ocurrir este tipo de cosas, pero eso sucedería en una sociedad sana y Chile no es una sociedad sana en relación a los derechos humanos.
Todavía no hay políticas claras de reparación, de verdad y justicia, todavía se permite que haya personas que justifiquen las violaciones a los derechos humanos en dictadura. Todavía las personas civiles que participaron de los abusos y colaboraron con la dictadura están en libertad. Nosotros queremos trabajar en superar eso en el gremio.
*Días después de realizada esta entrevista, la comisión encargada de otorgar el Premio Nacional de Medicina 2018 suspendió su entrega por los vínculos existentes entre Otto Dorr y Colonia Dignidad. El médico psiquiatra anunció que apelará a la suspensión.