El proceso de investigación, actualmente en desarrollo por la consultora Mazo, llamado "Restauración y Museografía en Londres 38", se suma a la documentación recogida en experiencias anteriores y que han permitido conocer más sobre el valor del lugar. En esta oportunidad, la investigación indaga sobre la historia de la casa desde su construcción original, pasando por su uso como centro de exterminio y torturas, hasta las posteriores "borraduras" de la Dina y el Instituto O'Higginiano. Además, con este proceso, se generarán las directrices para la recuperación del lugar y las interpretaciones de sus huellas.
La investigación arqueológica consta de dos etapas: la primera, ya iniciada hace un mes, consiste en la "prospección extensiva", es decir, el análisis de la casa a partir de técnicas no invasivas que permitirán profundizar la información disponible sobre las dimensiones espaciales, materiales y las modificaciones que ha sufrido la casa a lo largo de los años. La segunda etapa en cambio, se caracterizará por la aplicación de técnicas invasivas como, por ejemplo, pequeñas excavaciones denominadas "ventanas" de sondeo, que buscarán conocer patrones de uso del lugar para así llegar a trazas y/o huellas, tal como se hizo anteriormente en el baño más pequeño de la casa con el Centro Nacional de Conservación y Restauración.
Conversamos con Nicole Fuenzalida, arqueóloga encargada del proyecto, para conocer más sobre el trabajo de investigación en la casa de Londres 38; las expectativas y dificultades que puede significar el proceso, y la necesidad de desarrollar políticas públicas que permitan a otros sitios de memorias enfrentarse a la experiencia que Nicole califica como "pionera".
Esta casa tiene un valor arquitectónico indudable y, por otro lado, está también el valor de la memoria, ¿qué tipo de huellas pueden ir apareciendo? ¿qué es lo que ustedes esperan encontrar?
Este trabajo es exploratorio, entonces, estamos explorando metodologías y, dentro de eso, el análisis de las huellas refiere a lo que nosotros podemos leer a nivel de estructuras de murallas y paramentos. Buscamos identificar las prácticas de borramiento que acontecieron, o sea, el uso de materiales constructivos como el yeso para borrar determinadas cosas. También una cuestión más forense, que viene en otra etapa más adelante, que tiene que ver con el relevamiento de posibles trazas relativas a las prácticas de tortura que acontecieron acá.
Por un lado hay un trabajo forense, es decir, poder encontrar huellas de lo ocurrido en el lugar. Pero también hay rastros que podríamos denominar "culturales" ¿qué elementos entran dentro de esta categoría?
Claro, lo que nosotros denominamos "huellas de grafía" que también tienen que ver con un tema forense porque también están implicados aspectos claramente probatorios, etc. Pero para llegar a eso tenemos que avanzar en toda la primera etapa que es de carácter exploratorio y dónde estamos analizando qué metodologías nos podrían conducir a identificar posibles trazas, como ya ocurrió en indagaciones anteriores, específicamente, en el baño más pequeño de la casa.
¿Cuál es el periodo en el que ustedes van a estar trabajando? Y ¿en qué habitaciones de la casa van a realizar esta investigación?
Estamos trabajando en la primera etapa, que esperamos sea hasta fines de noviembre. Aunque, como es exploratorio, estamos siempre evaluando el tema de los tiempos. Y en un taller que tuvimos con la mesa de trabajo de Londres 38 validamos cierta estrategia de análisis que contempla algunos recintos prioritarios, como de avanzada, y esos recintos prioritarios fueron consensuados con sobrevivientes. Entonces, también hay una parte importante ahí respecto a las expectativas del trabajo arqueológico y lo que vamos logrando.
En cuanto a los espacios, básicamente trabajaremos en la sala de oficina y tortura (frente a la actual sala de reuniones), el entrepiso y el espacio que se le denomina como "Enfermería".
Imagino que el trabajo colaborativo ha sido un eje del trabajo en la casa…
Sí, también para manejar las ansiedades y expectativas a nivel grupal que trae esta investigación. Eso es importante mencionarlo porque este proyecto tiene un importante trabajo colaborativo. Todos los protocolos que nosotros trabajamos desde arqueología, e incluso las formas en que comunicamos las cosas, están conversadas con el equipo de la mesa de trabajo y el área de Memorias de Londres 38. Ha sido un trabajo bien participativo en ese sentido.
¿Qué destacarías del proyecto que están realizando en la casa?
Lo paradigmático que es hacer un trabajo transdisciplinario y con tantas áreas. Porque tenemos muchos especialistas, en el trabajo de arqueología, por ejemplo, somos más de veinte personas, lo que se condice con la ética profesional respecto del quehacer de memoria en Chile y la práctica política que tiene cualquier cientista social que se sienta comprometido con esa labor. La arqueología está al debe en ese sentido. Entonces, es un proyecto bien político que también tiene una directriz ética en relación a los derechos humanos y formas del quehacer disciplinar. Me parece que es una tarea primordial.
Lo comentabas hace un rato, pero ¿podría considerarse esta experiencia como pionera por su magnitud, cantidad de profesionales y en relación a la investigación en sitios de memorias?
Sí y también quiero destacar eso. Ojalá que con esto abramos una puerta en todos los sitios de memoria y que de aquí en adelante la investigación arqueológica en los sitios sea imprescindible, y que el Estado dé esa garantía.