Hoy, el presidente de la República firmó el proyecto de Ley de Patrimonio Cultural para reemplazar la existente sobre monumentos nacionales, y que será enviado al Congreso para su tramitación. A pesar del carácter "participativo" que se le ha atribuido, en su elaboración se ignoraron las propuestas de las comunidades relacionadas y el texto ni siquiera fue dado a conocer previamente a ellas, lo que ha sido denunciado por diversas organizaciones, entre ellas, los trabajadores y trabajadoras del patrimonio.
En primer lugar se desoyó la necesidad de una política pública integral y participativa de conservación de los sitios históricos que fueron escenario del terrorismo de Estado y de los archivos relacionados con ese proceso, muchos de los cuales ya han sido destruidos, ocultados o desaparecidos con la complicidad activa del Estado. Se han desconocido de esta manera los compromisos internacionales en materia de verdad, justicia, reparación y derecho a la memoria, que contemplan como exigencia la participación de los sectores involucrados
En segundo lugar, no se realizó una consulta indígena a pesar de constituir esta una obligación establecida en tratados internacionales, desconociendo así el derecho de los pueblos originarios a incidir en las decisiones que afectan su cultura y modos de vida.
Tampoco se consultó a las comunidades cuyos territorios son hoy vulnerables y están expuestos a las prácticas económicas extractivistas de las industrias mineras, forestales y salmoneras, a la contaminación, así como a la voracidad del mercado inmobiliario en las ciudades.
Este proyecto se suma a una serie de iniciativas inconsultas como el proyecto Aula segura, Admisión justa, la aprobación del TPP-1, entre otras, diseñadas y promovidas a espaldas de las mayorías, que muestran el carácter profundamente antidemocrático de la gestión gubernamental.
Chile sigue siendo un país donde las decisiones que nos afectan a todas y todos las toman unos pocos, no hay justicia y reina la desigualdad.
TODA LA VERDAD TODA LA JUSTICIA
Londres 38, espacio de memorias