El sábado 11 de septiembre, desde las 18:00 horas, en el frontis de Londres 38, espacio de memorias, se realizó un homenaje a todos y todas las luchadoras del pasado y del presente. A través de la tradicional velatón, música y una exposición de afiches realizados en 2013 por diversas organizaciones, cuando se cumplieron 40 años del golpe de Estado, se recordó a los y las protagonistas de la lucha y resistencia a la dictadura.
Reflexiones de las personas participantes
María Jesús, una joven de 13 años, expresó que el 11 de septiembre significa para ella "por un lado, bastante pena por recordar a las personas que sufrieron, pero al mismo tiempo es gratificante poder venir y ver que hay gente igual que se interesa por recordar la historia de estas personas. (...) Me gusta ver que sigue existiendo un sentimiento con todas estas personas, estas flores, aquí con todo esto".
Mónica Pilquil, compañera de Ismael Darío Chávez Lobos, joven militante desaparecido, que estuvo detenido en Londres 38 y otros centros clandestinos de la dictadura, y cuyo nombre apareció en la lista de los 119, el montaje para encubrir los crímenes del régimen genocida. Para ella, esta convocatoria inspira dignidad y reflexiona que "esto dignifica, independiente que a uno como familiar le de mucho dolor, dignifica porque hay rostros jóvenes, nuevas juventudes que están acá, conociendo sobre este horror y no se puede volver a repetir. Ellos eran luchadores sociales, eran personas que intentaban que hubiera una sociedad mucho más justa, más igualitaria".
Álvaro Cuevas, de once años de edad, asistió junto a gran parte de su familia para recordar a su tío abuelo Carlos Alberto Cuevas Moya, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que desapareció desde Londres 38. "Yo siempre he sido de izquierda, y él luchó para que tengamos un país mejor, que no nos torturen más, no nos maten más, que haya un gobierno justo. Yo creo que luchó por un Chile digno. Que siempre tengan en su corazón que ellos siempre lucharon", comentó Álvaro.
Sobre las demandas vigentes por toda la verdad y toda la justicia, quienes asistieron, critican las deudas de este sistema que ampara la impunidad. Para Anaís, esta fecha es "un día de conmemoración, de memoria, una forma de no olvidar nuestro pasado para no cometer los mismos errores, y de luchas sobre todo, resistencias." Agregó que las deudas son de "justicia y reparación, que los culpables reconozcan los crímenes y digan dónde están los cuerpos para que las familias que llevan tanto tiempo buscando justicia puedan conseguir un poco de paz".
Elisa asistió también a esta velatón y comentó que "vengo todos los años acá a Londres 38 a pesar de no haber tenido una experiencia personal con el tema, me llega, es muy importante. Creo que ha pasado mucho tiempo y no hemos obtenido nada, y las personas que perdieron familiares durante la dictadura merecen una respuesta. Que las personas que cometieron los crímenes, sean castigadas como se merecen, y más que nada, la verdad, que se diga todo lo que pasó".
Elisa asegura que todos los años acude a Londres 38 para esta fecha "a pesar de no haber tenido una experiencia personal con el tema, me llega, es muy importante. (...) Creo que ha pasado mucho tiempo y no hemos obtenido nada, y las personas que perdieron familiares durante la dictadura merecen una respuesta. Que las personas que cometieron los crímenes, sean castigadas como se merecen, y más que nada, la verdad, que se diga todo lo que pasó".
Esta actividad se enmarca en una serie de acciones que Londres 38 ha desarrollando para exigir al sistema de justicia que, de una vez por todas, establezca no sólo a los culpables de los crímenes más cruentos que ha sufrido el país, sino que también se investigue el destino final de más de 1.100 personas detenidas y hechas desaparecer, y se logre así romper los pactos de silencio de las castas militares y civiles que aun no dicen la verdad.
Con una lentitud vergonzosa, el sistema de justicia sólo ha fallado en aproximadamente 400 causas de las más de 1.400 que aún se encuentran pendientes, provocando que con esta inacción se imponga la impunidad biológica, y así las y los familiares de las víctimas mueran sin verdad y sin justicia: madres, padres, hermanas y hermanos, esposas, esposos, hijas e hijos. Además de la muerte de los propios criminales tras míseras condenas o, simplemente, no siendo alcanzados por esta escasa justicia.