Por Mayron Sills*
A seis años del crimen de José Vergara Espinoza, el lunes 13 y martes 14 de septiembre, se realizaron dos actividades para conmemorar la desaparición del joven. El lunes 13 se hizo una velatón en la Plaza Belén, de Alto Hospicio, desde las 19 horas, y en la segunda jornada se llevó a cabo una actividad artística, a la misma hora, en las intersecciones de las calles Baquedano con Zegers, en Iquique; todo esto para continuar la lucha por su memoria, y la verdad y justicia.
"La causa está cerrada", expresó en referencia a la justicia chilena, Juan Vergara, padre de José. "El juicio fue una burla del Estado de Chile, lo único que espero es transparencia por parte de Carabineros". Tanto él como el resto de su familia, nunca pudieron siquiera rastrear la zona de manera particular pues "jamás declararon ni una sola palabra sobre el lugar donde lo enterraron", agregó. Nunca se volvió a rastrillar y la familia Vergara Espinoza espera algún día encontrar su cuerpo.
El caso Vergara
La mañana del 13 de septiembre de 2015, una nueva crisis hizo que Jacqueline Soto alertara a Carabineros para que fuese a buscar a su hijastro al domicilio y lo trasladara a un centro de salud. El joven era José Vergara, tenía 23 años y producto de su neurodivergencia, tenía una edad mental de 12 años, además de estar diagnosticado de esquizofrenia.
Al domicilio llegaron cuatro carabineros: Carlos Valencia (Cabo 1ero), Ángelo Muñoz (Cabo 2do) y los suboficiales Abraham Caro y Manuel Carvajal. Allí, en la población La Tortuga de Alto Hospicio, todos los presentes vieron cómo los uniformados esposaron al joven y se lo llevaron en el carro policial. Fue la última vez que lo vieron.
Familiares intentaron denunciar la desaparición varias veces, pero recién el 17 de septiembre Carabineros del retén de Alto Hospicio atendió la petición de Juan. No obstante, el cabo Abarca modificó el testimonio para omitir la responsabilidad de Carabineros, aludiendo a que al llegar la patrulla, el joven ya no se encontraba en el lugar. Los uniformados fueron desvinculados de la institución y sólo condenados por detención ilegal. En 2016, el padre de uno de los cabos, declaró que su hijo le confesó que "luego de haberlo golpeado hasta dejarlo casi inconsciente (a José), uno de ellos (funcionarios policiales) decidió enterrarlo en el desierto".
En un segundo juicio, la condena sólo se dictó por el delito de secuestro simple. Por este motivo, en mayo de 2019, la familia interpuso una denuncia en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, contra el Estado de Chile por el incumplimiento de la Convención Interamericana de DD.HH. y de la Convención Interamericana de Desaparición Forzada. Ese mismo año, la familia hizo llegar una carta dirigida a Sebastián Piñera, solicitando retomar la búsqueda del joven.
Hasta hoy, no ha habido respuesta desde las cortes ni organismos internacionales. Por eso, familiares, amigos, amigas y diversas agrupaciones, continúan la lucha que emprendieron hace seis años: exigir verdad, justicia y reparación en el caso de José Vergara. A través de actividades culturales de denuncia, y otras instancias de agitación por diversos medios, esta causa se suma a la de otras personas detenidas y desaparecidas en democracia, como José Huenante, en Puerto Montt; Ramón Pacheco, en Talcahuano; Hugo Arispe, en Iquique; y el caso del ciudadano haitiano Jean Fedor, quien desapareció en Quilicura el 20 de mayo de 2020, durante el toque de queda, estando la ciudad bajo el control de Carabineros y el Ejército de Chile.
*Mayron Sills es estudiante de Periodismo de la Universidad de Avellaneda de Argentina y practicante del Área Comunicaciones y Prensa de Londres 38, espacio de memorias.