Por Leslie Araneda , Coordinadora Área Archivo Digital de Londres 38.
Archivos de luchas y resistencia, archivos para el presente
Londres 38
Londres 38 es un espacio de memorias que durante la dictadura chilena fue utilizado como centro clandestino de represión, tortura y exterminio a cargo de la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA. Se ubica en el centro de la ciudad de Santiago, en el barrio patrimonial "París-Londres", cerca del centro cívico de Santiago. Operó entre 1973 y 1975 y por allí pasaron más de dos mil personas detenidas; hoy sabemos que 98 de ellas fueron asesinadas y, en su mayoría, hechas desaparecer. Cerca de un 95 por ciento de quienes estuvieron detenidos y detenidas tenían una militancia política (Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR, Partido Socialista y Partido Comunista). En su inmensa mayoría pertenecían a una misma generación: 80 de ellos tenían menos de 30 años, 43 aún no cumplían los 25 y 8 eran menores de 20 años.
Después de años de acciones de denuncia, hoy es un sitio de memorias recuperado y abierto (abierto al pueblo o abierto a los pueblos), a la comunidad y organizaciones sociales (1).
El espacio de memorias definió un posicionamiento ético, histórico y político que cuestiona la memoria hegemónica, afirmando la existencia no de una memoria, sino de memorias múltiples que cada sujeto construye y porta, haya vivido o no la dictadura, que no tienen limitación temporal y que pueden volcarse a mirar nuestro presente y proyectar transformaciones emancipadoras en nuestras formas de convivencia social. Así también decidió combatir el relato oficial a través de diversas representaciones, entre ellas, definiendo una reflexión que trasciende temporalmente los hechos ocurridos entre 1973 y 1990, ampliando el alcance histórico anterior y posterior a la dictadura civil militar chilena.
Londres 38 denuncia los crímenes pues entiende que existe una línea de continuidad entre la impunidad heredada de la dictadura con la actual. Pero también hay una línea de continuidad en las luchas populares de las 98 personas ejecutadas o hechas desaparecer luego de permanecer prisioneras. Este espacio de memorias trabaja participativamente y apoya las luchas de los actuales sectores y colectivos movilizados. Dentro de este posicionamiento no se concibe a quienes pasaron por centros de detención solamente como víctimas del terrorismo de Estado, sino que reconoce su condición de sujetos históricos y protagonistas de procesos de lucha y resistencia.
Archivos
La noción de archivo estuvo presente desde el inicio y dentro de la construcción del proyecto del espacio de memorias; pensado siempre en el marco ético, histórico y político de la organización, este no estaría centrado exclusivamente en las violaciones a los derechos humanos. Asimismo, no es el foco el uso de la casa como centro de exterminio; el objetivo ha sido generar y poner a disposición contenidos cuyo énfasis no estuviera en el período represivo, sino que, orientado a ampliar el marco temporal y espacial, mirando al presente siempre y manteniendo la idea que se trata de un proyecto político para ahora.
Los recursos y documentos que componen el acervo archivístico del sitio de memorias son reunidos voluntariamente y producidos por la organización, en el marco de líneas de trabajo, con el objetivo de favorecer y potenciar el acceso a la información relacionada con el período histórico en que Londres 38 funcionó como centro de represión; pero también, sobre las memorias relacionadas con la construcción de un proyecto de transformación social desarrollado antes del golpe de Estado de 1973, así como las luchas de resistencia y el ejercicio de los derechos humanos en su sentido amplio e integral en el presente (2).
Tanto las políticas de acceso, como el tratamiento documental del Archivo dan cuenta del marco político y ético de Londres 38, un elemento fundamental a la hora de su gestión. Si bien la archivística cuenta con distintos estándares y normas de carácter internacional, la labor en los archivos requiere un amplio campo de decisiones, muchas orientadas a facilitar su acceso y otras en relación a la organización donde se inserta. Dado que el Archivo Digital recopila, describe y pone a disposición documentación de una organización con un posicionamiento político claro, su gestión debe reflejar ese ethos; sus funciones no se limitan a reunir y describir para dar acceso, como tampoco el objetivo se centra exclusivamente en el uso académico o de investigación de sus recursos, sino también pasa a ser un instrumento para profundizar la labor política de la organización.
Esta estrecha relación entre marco ético político y el archivo, es lo que permite dar cuenta de cómo las representaciones y significados que Londres 38 les otorga a las memorias y al pasado reciente, se plasman en la realidad también a través de su archivo. Se trata de una relación dialógica donde memoria y archivo se fomentan mutuamente, pues los criterios de selección, descripción y acceso tienen un marco general de representación.
Archivos de luchas y resistencias
Los archivos se han asociado tradicionalmente con los conceptos de identidad, patrimonio, memoria y conocimiento; en su calidad de depositarios de informaciones auténticas y fiables los transforman en herramientas para la búsqueda de verdad y justicia. Sin embargo, su vinculación con el concepto de memoria es más reciente y su comprensión es menos unívoca (3). A partir de las reflexiones al interior de Londres 38, entendemos que junto con resguardar y dar acceso a fuentes para la investigación, el archivo es también una herramienta para la transformación del presente, que busca relevar el valor de los documentos dándoles contexto y poniéndolos a disposición para múltiples usos y apropiaciones sociales.
Busca activamente expandir los "usos correctos" de los archivos, entendidos como los usos tradicionales, pues comprende que estos no deben ser reducidos, ni acotados, sino estar al servicio de las actuales luchas, reconocer y dar cabida a las problemáticas presentes, amplificar las memorias disidentes, reconocer distintas formas de resistencias y organización popular. Esta búsqueda se realiza tanto en la documentación que selecciona y describe, como en las formas que utiliza para relevarla, los espacios que ocupa, el público al que invita.
El desarrollo del Archivo de Londres 38 ha implicado distintos ejercicios de diálogo que tensionan y abren preguntas. ¿Es posible que, más allá de la información que contiene y la búsqueda permanente de posibilidades de uso que intenta ofrecer, el Archivo pueda entenderse como un dispositivo en resistencia? En tanto se resiste a la temporalidad oficial o hegemónica de las violaciones a los derechos humanos, se resiste a la memoria oficial, la memoria del horror y/o la memoria de la víctima desprovista de su protagonismo histórico, se resiste a la privatización del espacio público, a la concepción de los "usos correctos" de los archivos, se resiste a lo efímero, buscando formas de organizar tipos de documentos que muchas veces quedan relegados por las dificultades de abordarlos (4).
Colectivizar las experiencias
Como un espacio dinámico que busca construir junto a otros actores, entre otras actividades, Londres 38 desarrolla una Convocatoria anual, que durante el año 2020 debió adaptarse al contexto sanitario, desafiando la creatividad y experimentando diversas estrategias. Se trata de una instancia de trabajo colaborativo entre Londres 38 y diversos actores sociales, organizaciones, artistas que abren sus proyectos político-culturales a la reflexión y el hacer conjunto, apuntan a desprivatizar la memoria. En ese contexto se levanta Laboratorio de Luz, seminario-workshop que desarrolla instancias de arte, poéticas, memorias y uso de archivos, donde se discutió sobre la potencia y repertorios de la luz como significante político.
El interesante proceso reflexivo en torno a los cruces entre arte, poética, memorias y archivos junto a Laboratorio de Luz fluyó naturalmente desde el inicio, cargado de interés por compartir diversas experiencias que emergen desde distintas disciplinas y recorridos, cargado también de emotividad y convicción. Las investigadoras Camila Baracat y Cynthia Shuffer junto al artista cordobés Gabriel Orge, quienes, en coordinación con Daniela Conejo, del Área Memorias, fueron desarrollando un proceso de búsqueda y aprendizajes que permitió ir construyendo formas de revitalizar el Archivo desde la mirada común de vincular pasado y presente a través de las imágenes. De manera más o menos explícita fueron APARECIENDO las coincidencias: relevar la continuidad de las luchas, reconocer la humanidad en un retrato, hacer nuevas lecturas de las y los luchadores del pasado, pensar en distintas resistencias; a las que plantea el Archivo, se suman las posibilidades de la fotografía que, más allá del soporte, invitan a rememorar, evocar, reinterpretar, traer al presente, activar memorias, denunciar, extender, ILUMINAR la Historia con mayúscula y también las historias.
Taller de reintepretación de imágenes
Como parte del proceso, se realizó un taller que comenzó navegando entre las fotografías del Fondo del Archivo denominado "Víctimas y Protagonistas", para que cada participante fuera descubriendo el contenido e hiciera su propia selección de los registros que luego serían reinterpretadas gracias a la intervención con diversas técnicas, el acto de elegir una imagen es una forma de PONER LUZ sobre esa imagen, ese momento, ese lugar. De este modo, Alejandro Parada, Eduardo Alarcón, Sergio Tormen, Rosetta Pallini, Juan Chacón, Jaime Buzio, Ismael Chávez, Gregorio Gaete, Elsa Leuthner, Álvaro Vallejos, Carlos Salcedo, Beatriz Díaz, Artemio Gutiérrez, Modesto Espinoza, Álvaro Barrios, Alfonso Chanfreau, fueron dotadas y dotados de nuevas historias, tan imaginarias como probables. A propósito de las nuevas discusiones en torno al patrimonio, una nota del medio digital La Neta dice: "Las historias entran en escena a través de las emociones y se expresan políticamente en un lugar. Se tejen, se bailan, golpean, derriban, construyen y hacen del pasado y del presente espacios públicos de despliegue de la memoria colectiva y social" (5).
Las nuevas imágenes, surgidas de este ejercicio de apropiación, pasaron a formar parte del acervo del Archivo, fueron difundidas a través de las redes sociales de la organización, de manera que estas nuevas producciones se transformaron en nuevos recursos que permiten, a su vez, nuevas lecturas y nuevos usos posibles. Las actividades desarrolladas por Laboratorio de Luz no solo entregaron oportunidades para dinamizar el uso del Archivo, promover la construcción de nuevos significados de los documentos que resguarda y permitir el diálogo entre pasado y presente; a través del ejercicio se ILUMINAN instantes determinados y registrados en una fotografía. La labor colectiva realizada en el taller nos regresa a pensar en las resistencias, esta vez a las formas de resistir a lo efímero, al olvido, a la fragilidad del soporte, al retrato en blanco y negro, al relato oficial, a la condición de víctimas.
Apareciendo a la Juventud Combatiente
El acto de trasladar imágenes y documentos desde los acervos privados al espacio público ofrece la posibilidad de trascender temporalidades, de resignificar recuerdos e interpretarlos desde la experiencia individual y colectiva a la vez. Se configura una paradoja entre lo público y lo privado, en donde la subjetividad de quien especta evoca y crea imágenes, que mutan con el transitar de lo colectivo. En el espacio público la interacción se transforma también en un soporte, en un encuentro que surge desde una pulsión, no desde una imposición.
La idea de sacar el Archivo al espacio público estuvo presente desde el inicio del proceso colectivo con Laboratorio de Luz, la metáfora de ILUMINAR las imágenes poniéndolas en las calles fue una de sus motivaciones. Fue necesario desarrollar la creatividad para superar las restricciones sanitarias y de "orden público" que impuso el momento. Con la fecha simbólica del 29 de marzo en mente, se buscaron opciones para irrumpir en la calle con imágenes tomadas del acervo documental de Londres 38.
Distintos actores y perspectivas se fueron articulando para DAR LUZ a este proyecto: APARECER a la juventud combatiente sobre el cielo de la casa de la calle Londres, imponentes elevando la bengala de Paulina Aguirre, empuñando el escudo con la imagen de Rafael y Eduardo Vergara Toledo, en las manos de lxs compañerxs de la Primera Línea, simbolizando la lucha del pasado y el combate en el presente. Los rostros proyectados en la intervención lumínica durante el montaje fotográfico del artista Gabriel Orge, corresponden a Paulina Aguirre, estudiante secundaria de veinte años, asesinada el 29 de marzo de 1985 por agentes de la CNI; horas más tarde, la noche de ese 29 de marzo, serían asesinados por Carabineros de Chile, los hermanos Rafael (18 años, estudiante secundario) y Eduardo (20 años, estudiante universitario) Vergara Toledo en la emblemática población Villa Francia. Los tres jóvenes militaban en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, que junto a Mauricio Maigret, joven estudiante de 18 años, asesinado por Carabineros el mismo día, pero un año antes, el 29 de marzo de 1984 en Pudahuel, simbolizan a la juventud que luchó contra la dictadura encabezada por Augusto Pinochet.
Esta imagen escogida a intervenir fue parte de las fotografías ganadoras del Concurso de Fotografía "Revuelta Popular", realizado por Londres 38 el año 2020, permitiendo así dar cabida también a jóvenes que luchan desde otras trincheras, como la prensa independiente o las y los fotógrafos que registran estos hechos históricos, abrazando entonces no solo a los jóvenes combatientes sino a quienes son los responsables de generar estos documentos, estos archivos tan valiosos para la memoria activa.
La propuesta fue colectivizarlos, desprivatizando la memoria y dotando de vida a los registros en el presente y POR MEDIO DE LA LUZ. El desafío que implicó el uso de una imagen del presente en vista hacia el pasado, permite reconocer la continuidad de las luchas, y plantear una comprensión amplia del concepto de juventud combatiente, a seguir creyendo en una apuesta de lucha, de solidaridad, de humanidad trastocada hace 47 años producto del golpe civil-militar.
Esta acción no solo tuvo su escenario en el lugar físico mismo, sino además fue difundida a través de las redes sociales y la página web de Londres 38, con el objetivo de abrir y compartir el mensaje de esta iniciativa a todos y todas quienes pudieran verla, haciendo que su luz y su proyección se abriera además a otros espacios y lugares. La intervención fue registrada con un dron, que permitió no solo documentar el hecho sino también relevar desde su propuesta estética: la luz, las alturas. Tuvo gran alcance en redes y fue comunicada por medios populares de información.
De la experiencia compartida con Laboratorio de Luz surgen aprendizajes y preguntas en muy distintos aspectos: el desarrollo de un proceso co-construido que logró encontrar ricas formas creativas para adaptarse a las condiciones de virtualidad y otras restricciones que impuso el contexto sanitario; la comprobación concreta del estrecho vínculo que existe entre arte, memoria, política y archivo; las múltiples posibilidades de las imágenes como garantes del "derecho a ver", como forma de resistencia, como activador de memorias, como estrategia política, entre muchas más; el protagonismo de los cuerpos y los territorios de lo colectivo; el acto de iluminar como acto de valoración; la transformación de los registros efímeros que mutan con el transitar de lo colectivo; la importancia de proyectar los documentos que resguardan los archivos al espacio público, a la periferia, para que sean apropiados, reinterpretados y vistos desde múltiples prismas. Detenerse en el proceso con Laboratorio de Luz permite mirar los archivos como testimonios de instantes antes invisibles y la importancia de ILUMINARLOS y hacerlos (re)APARECER.
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