Esta concesión marca un hito. No obstante, la etapa que se inicia es parte de un proceso más amplio que la antecede y que se inició en el momento mismo en que este lugar comenzó a ser usado como centro de detención, tortura y exterminio y, luego, cuando los primeros detenidos y detenidas que recuperaban la libertad entregaron sus primeros testimonios sobre lo vivido.
Posteriormente, se sucedieron diversas etapas, desde la denuncia y defensa jurídica de los detenidos, las primeras formas de señalización y manifestación callejera en los años 80, pasando por las diversas prácticas de conmemoración y recuerdo, hasta las más recientes luchas que permitieron visibilizar el lugar, obtener la declaratoria como Monumento Histórico, construir el memorial, recuperar la casa por parte del estado, abrirla al uso público y, finalmente, lograr el traspaso del inmueble a las agrupaciones que lo convertirán en un espacio de memoria que pueda contribuir al ejercicio del derecho a la memoria con autonomía, y donde diversos grupos y personas puedan elaborar libre y soberanamente su pasado.
Con ese objetivo, los colectivos vinculados a Londres 38 están trabajando, junto a un grupo multidisciplinario de profesionales encabezado por el arquitecto Miguel Lawner, un proyecto de diseño para la habilitación del inmueble como un espacio de uso público. Se prevé que dicho diseño esté concluido en el mes de julio, con posterioridad a esa fecha comenzarán las obras propiamente tales.
Las directrices del proyecto, definidas como parte de la labor de la Mesa de Trabajo, consideran una mínima intervención en el inmueble. Entre otras tareas, se contempla un diagnóstico del estado de conservación y un peritaje destinado a detectar huellas o vestigios del paso de las personas detenidas, actualmente desaparecidas, que permanecieron prisioneras en Londres 38. Junto con ello se contempla un plan de manejo del inmueble y la definición de los criterios de uso e intervención futura y de exhibición de muestras temporales, ya que no se contempla la realización de una muestra permanente.
El trabajo de diseño se apoya en un proceso participativo de trabajo con los colectivos y otros actores relevantes. Este proceso comprende un conjunto de actividades que implican diálogo, debate y producción de conocimiento para la toma de decisiones informada y participativa, asumiendo los desafíos y tensiones que ésta siempre conlleva.
El resultado de este proceso ha puesto de manifiesto, una vez más, la capacidad de los actores sociales de constituirse en protagonistas activos contribuyendo, además, a la construcción de nuevas formas de trabajo y relación entre la sociedad civil y el Estado, y a la definición de políticas participativas de memoria.