En el texto -titulado "Comunicado desde la celda" y difundido por portales estudiantiles- el dirigente acusó que tras ser detenido en medio de una manifestación de los pobladores de Dichato, donde fue "duramente golpeado al interior del bus de carabineros, hasta perder la conciencia. Desperté, sentado y esposado y con burlas en mis oídos. No supe el motivo de mi detención, sino en la comisaría, varias horas después".
Añade que al llegar al hospital, "el médico de guardia increpó a Carabineros por la gravedad de los golpes sufridos en mi cabeza. Él ordenó que se me hiciera escáner y toma de rayos X (...) La preocupación de Carabineros se hizo evidente y trataron de sacarme rápidamente del hospital. Un carabinero volvió acompañado de un médico distinto, sin identificación, quien se burló de la lucha estudiantil y dijo que lo mío no era nada y me recetó unos anti inflamatorios".
El estudiante acusó además una serie de irregularidades en el procedimiento en la unidad policial, donde señala que se lo "presionó para que declarara que usaba una capucha negra" y firmara una declaración reconociendo haber "atentado contra Carabineros".
Pese a las imputaciones, "en mi mochila no encontraron nada, porque no había nada. En mis manos no hay restos de sustancias incendiarias, porque jamás transporté ni lancé nada. Si Carabineros mintió en un comienzo, ¿qué puedo esperar para el futuro de mi juicio?", reflexiona.
El estudiante atribuyó las acciones en su contra a "mis responsabilidades como dirigente universitario" y a un intento de "explicar la brutal golpiza a la que fui sometido y la sucia mentira que han organizado".
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