Se trata de un trabajo que indaga en los muros, suelos y diversas superficies en busca de eventuales huellas de ADN que hayan quedado a través de fluidos orgánicos, sangre o cabellos, por ejemplo, así como rastros culturales (rayados, inscripciones, marcas, etc.) dejados por prisioneros durante el período 1973-1975.
Londres 38 fue el primer centro de represión y exterminio donde se aplicó la política de hacer desaparecer a personas. Durante el periodo de su funcionamiento como Cuartel Yucatán de la DINA, estuvieron secuestradas en el lugar unas dos mil personas, 96 de las cuales fueron asesinadas o hechas desaparecer. De este total de víctimas, trece eran mujeres, dos de ellas embarazadas.
Estos trabajos de peritajes arqueológicos forenses son posibles porque Londres 38 permanece en condiciones similares a como fue usado durante la represión (las edificaciones de otros centros de exterminio, como Villa Grimaldi y José Domingo Cañas, fueron demolidas).
El año pasado, especialistas del Instituto Espacio para la Memoria (IEM) de Argentina viajaron a Santiago de Chile para traspasar su exitosa experiencia de peritajes similares que han realizado en ex centros de represión como la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) de Buenos Aires. La experiencia del IEM demuestra que es posible encontrar huellas pese a los años transcurridos.
En Londres 38 este trabajo forense se realiza en tres etapas:
- Durante el primer semestre de 2011 se realizó un estudio de antecedentes, que incluyó la elaboración de un historial de intervención del inmueble (su uso previo al golpe de Estado de 1973, así como el periodo posterior a la ocupación de la DINA por el Instituto O´Higginiano), la revisión detallada de testimonios de sobrevivientes sobre los usos de los espacios de Londres 38, así como procesos judiciales relacionados con este ex centro de la represión.
- En octubre de 2011, ha comenzado la realización de un peritaje piloto en un reducido sector de la casa, donde por su escaso historial de intervenciones arquitectónicas es probable encontrar huellas culturales y huellas orgánicas. Se trata de un baño, ubicado en el primer piso de la casa, que fue el único usado por prisioneros/as y que se mantiene en condiciones arquitectónicas similares a cuando la casa estaba en poder de la DINA.
- Durante el año 2012 se desarrollará la intervención y búsqueda de huellas culturales y orgánicas en el resto del inmueble, a partir de las experiencias que se obtengan en esta fase.
La propuesta metodológica técnica del estudio estableció dos líneas de indagación:
Historial de intervención de los paramentos que estructuran el edificio, buscando establecer los distintos estratos de ocupación / transformación que éstos dan cuenta y contrastando la evidencia empírica con testimonios y memorias. Este trabajo tiene como finalidad contribuir a la construcción del mapa de la memoria testimonial en sus múltiples complejidades, lo que implica el desarrollo de diversos análisis técnicos, tales como una inspección visual normal y con luz rasante y análisis de cortes estratigráficos a partir de muestras aleatorias, entre otros.
Huellas de violación a los derechos humanos mediante la búsqueda, recuperación y análisis de evidencia biológica y cultural que se haya podido preservar en los espacios de Londres 38, a fin de contribuir con el aporte eventual de nuevas pruebas en los procesos judiciales y a la documentación histórica de este espacio memoria. La evidencia biológica se buscará con diversas técnicas, como inspección visual normal, con fluorescencia UV y bajo lupa binocular, toma de muestra directa o análisis de muestras por espectrometría y microquímica, entre otras.
Equipo Técnico
De alta exigencia técnica, el peritaje arqueológico forense de Londres 38 supone el involucramiento de varias instituciones y expertos asociados. Participan en esta primera experiencia el Centro Nacional de Conservación y Restauración (CNCR) de la DIBAM y el Servicio Médico Legal (SML). Los trabajos son dirigidos por Iván Cáceres (antropólogo forense) y Roxana Seguel (Jefa de Laboratorio del CNCR), quienes lideran un equipo integrado por químicos laboratoristas encargados de procesar y analizar las muestras provenientes del testeo estratigráfico de muros y cielo, tanto por microscopía óptica como por FTIR; especialistas en el estudio de microresiduos y a cargo de individualizar, clasificar, registrar, embalar y almacenar las muestras físicas obtenidas durante la investigación; una conservadora especialista en pintura mural encargada de ejecutar las ventanas de sondeos que determine la presente investigación. Incluye estudio experimental para la eliminación diferenciada de estratos; un fotógrafo profesional encargado de realizar el registro visual de las unidades de muestreo que ingresen al CNCR, así como de documentar las distintas etapas analíticas; y una antropóloga encargada del análisis de los testimonios que ha recopilado el equipo de audiovisual, así como de otras fuentes de información que permitan ir precisando la búsqueda de evidencia.
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