Cuando la dictadura presionó por el término del Comité Pro Paz, acogió con entusiasmo la idea de que la Iglesia Católica -de la que era sacerdote desde septiembre de 1957- creara la Vicaría de la Solidaridad, para la defensa de los derechos humanos, poner un dique a la represión y dar asistencia a los familiares de las víctimas.
Por entonces ya era obispo, uno de los más jóvenes, ordenado a los 41 años de edad. Entrevistado para el Archivo Audiovisual de Londres 38, espacio de memorias, el obispo Camus relató con detalles su participación en el episodio producido a mediados de 1974, cuando el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA) -por órdenes directas del entonces integrante de la Junta Militar, general Gustavo Leigh- buscó "negociar" la rendición del MIR. El obispo Camus y Laura Allende -hermana de Salvador Allende- fueron contactados por la organización revolucionaria para conocer los detalles la iniciativa de la FACh y constatar el estado de los prisioneros miristas que en ese momento estaban en manos de la SIFA.
Aunque la propuesta fue rechazada por la dirección del MIR y por los propios prisioneros de la FACH, el obispo Camus y algunos de los dirigentes clandestinos de la resistencia pudieron conocerse, intercambiar ideas y generar un profundo respeto mutuo.
Su firme defensa de los derechos humanos concitó la animadversión de la dictadura, los organismos represivos lo vigilaron y hostigaron. Altos personeros dictatoriales, incluido el propio general Augusto Pinochet, presionaron a la jerarquía de la Iglesia Católica para sacar a Camus de las actividades que realizaba junto a las familias de las víctimas de la represión. Esa fue una de las razones por las que en 1976 es asignado a Linares, al sur de Chile.
En Linares, Talca, Chillán y otras ciudades y pueblos de la región conoció de cerca la forma en que la represión golpeó al mundo rural y campesino, así como la complicidad entre la DINA y la Colonia Dignidad. Tempranamente supo de cómo ese predio alemán fue usado para reprimir a los campesinos de la zona y recogió testimonios de su uso como centro de exterminio. Su voz de denuncia sobre estos crímenes fue pionera; calificó como "una vergüenza para Chile" que existiera un lugar que no estaba sujeto a las leyes nacionales.
Al término de la dictadura, Camus permaneció en el sur, pero ahora denunciando los abusos que se cometían al interior de la Colonia Dignidad contra niños y niñas, la mayoría de ellos hijos de campesinos de la región.
Aunque su sacerdocio lo ejerció sobre todo en regiones como Valparaíso, Santiago y Linares, también ocupó cargos como la secretaría de Conferencia Episcopal de Chile y en la Conferencia Episcopal de Latino América (Celam), espacios que le sirvieron para replicar las denuncias por los atropellos a los derechos de las personas.
Entrevista realizada al obispo Carlos Camus el 9 de junio de 2011, para el Archivo Audiovisual de Londres 38, espacio de memorias: