No ha sido posible determinar la fecha exacta de cuándo el mando de la Dina dio luz verde a la "Operación Colombo", pero quedaron rastros. El entonces mayor de Ejército Raúl Eduardo Iturriaga Neumann llegó a Buenos Aires en abril de 1975 para reunirse con el agente local del organismo represivo, el civil Enrique Arancibia Clavel y preparar un montaje que hiciera creer que el ex gerente de Chuquicamata David Silbermann había sido asesinado en la capital argentina, aunque el realidad el ingeniero había sido secuestrado por la Dina desde la ex Cárcel Pública de Santiago y desde entonces está desaparecido.
La aparición de un cuerpo sin vida en el sótano de un edificio en Buenos Aires, con la cédula de identidad de David Silbermann Gurovhic, y con cartel que decía "Dado de baja por el MIR", fue el primer hecho público de lo que luego se conocería como la "Operación Colombo", un montaje comunicacional planeado y ejecutado por los departamentos de Operaciones Exteriores de la Dina, bajo el mando de Iturriaga Neumann.
La "Operación Colombo" tuvo por objetivo principal ocultar los asesinatos de las personas detenidas desaparecidas por la Dina durante 1974 e inicios de 1975, a través de un montaje comunicacional -con participación activa de la prensa chilena y medios internacionales- que instalara la idea de que la militancia de la izquierda chilena -y principalmente del MIR- estaba en una purga interna y que se estaban matando entre ellos.
Durante los primeros meses de 1975 comenzaron a aparecer informaciones en la prensa chilena que daban cuenta de "presencia guerrillera" en las fronteras, que en Argentina ya había un contingente de "extremistas listos para ingresar a Chile" y que en México había pugnas entre militantes del MIR por el control de los fondos entregados "por el marxismo internacional".
Con el paso de los meses las informaciones se intensificaron, incluso comenzaron a llegar desde el exterior a través de agencias internacionales de prensa. Los cables informaban de enfrentamientos de "miristas" con la policía argentina; del aumento del número guerrilleros preparados para ingresar a Chile a través de la cordillera por distintos puntos, y del recrudecimiento de las diferencias internas en el MIR.
El 16 de junio de 1975 "El Mercurio" publicó en portada "Paso de miristas armados a Chile". El mismo día "Las Últimas Noticias" puso también en portada "Extremistas cruzan la frontera". Cuatro días antes, "La Segunda" tituló "Extremistas chilenos son adiestrados en guerrillas". El 13 de junio de ese año "La Tercera" publicó "Forman ejército guerrillero contra Chile", y añadió que "extremistas" chilenos estarían siendo adiestrados en Tucumán, Argentina.
A inicios de julio de 1975, aparecieron otros tres cuerpos en Buenos Aires con carteles que apuntaban al MIR como responsable de sus muertes, junto a cédulas de identidad. Esta vez se trataba de los documentos de Jaime Robotham Bravo, Luis Guendelman Wisniak y Juan Carlos Perelman Ide, todos detenidos y desaparecidos en Santiago en los meses anteriores. Todas las pericias realizadas en esos días, así como también testificaron las familias de estas personas que viajaron a la capital argentina, comprobaron que ninguno de los cuerpos correspondía a las identidades entregadas por las policías. La "Operación Colombo" ya estaba en marcha.
En Buenos Aires, Iturriaga Neumann y Arancibia Clavel, apoyados por el coronel Víctor Barría, otro oficial DINA, y por el Ejército argentino y la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), preparaban la fase final del operativo, en coordinación con los servicios de inteligencia de Brasil.
Dos medios escritos, el diario "O Día" de Curitiba, Brasil, el 22 de julio de 1975, y la revista "Lea" de Buenos Aires el 25, en sus únicas ediciones publicaron una lista con 119 nombres personas, la mayoría militantes del MIR, detenidas en Chile. A todos -hombres y mujeres- se les dio por muertos en Argentina ejecutados por sus propios compañeros, o fallecidos en enfrentamientos con la policía en ese país.
"Exterminados como ratones", tituló "La Segunda" el 24 de julio de 1975. "Gigantesco operativo militar en Argentina: Exterminan como ratas a miristas", continuó "La Segunda" en sus páginas interiores. El vespertino de la cadena mercurial basaba su información en el diario "O Día", que afirmó que 60 chilenos habían sido muertos por fuerzas policiales y militares argentinas en enfrentamientos en la ciudad de Salta Todos ellos, añadía la efímera publicación brasileña y que La Segunda reprodujo casi literalmente, se preparaban para "ingresar a Chile para impulsar la lucha armada". El resto de la prensa chilena también reprodujo en espacios destacados las falsas informaciones publicadas en Brasil y Argentina, que además eran reforzadas por agencias internacionales de esos países.
Hubo reacciones inmediatas entre los familiares de las víctimas, que interpusieron nuevos recursos judiciales, iniciaron nuevas querellas criminales y se movilizaron para denunciar los crímenes. En el campo de prisioneros "Melinka", en las cercanía de Puchuncaví, los militantes del MIR recluidos comenzaron a preparar una huelga de hambre con la participación de más de 90 detenidos, la mayorái de los cuales habían estado en Londres 38, Villa Grimaldi y José Domingo Cañas, entre otros recintos, con varios de sus compañeros a parecieron en las listas de los 119. Sus testimonios hasta hoy son piedras angulares de las investigaciones judiciales.
La Justicia
Después de 40 años y una gran cantidad de diligencias, la justicia chilena no ha avanzado en el esclarecimiento de la suerte corrida por estas 119 personas.
De acuerdo informaciones del Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior del gobierno de Chile, a marzo de 2015 la justicia ha dictado solo 17 condenas definitivas y ejecutoriadas. En tanto 28 causas han sido sentenciadas en primera o segunda instancia, al tiempo que otras 33 siguen en investigación (etapa de sumario). Otros 35 procesos están en la etapa de plenario, es decir a la espera de dictación de sentencia.
Salvo excepciones, las condenas han sido dictadas contra un reducido número de ex agentes, casi todos ellos integrantes del mando de la Dina. Los nombres se repiten en una y otra causa: el general Manuel Contreras, ex jefe de la DINA, que acumula más de 500 años de cárcel por distintas sentencias; Miguel Krassnoff Martchenko, Marcelo Moren Brito, Basclay Zapata Reyes, Pedro Espinoza Bravo (ex subjefe de la DINA), Francisco Ferrer Lima, Rolf Wenderoth Pozo, el jefe exterior de la Dina Raúl Iturriaga Neumann, Pedro Espinoza Bravo, Orlando Manzo y el agente civil Osvaldo Romo Mena (sobreseído por fallecimiento).