Contreras pudo haber entregado información que ayudara a determinar la verdad sobre el destino final de los detenidos desaparecidos, así como las circunstancias de la muerte de centenares de personas asesinadas por el organismo represivo que encabezó. Pero prefirió el silencio, el que a su vez encontró complicidad en los mandos de las Fuerzas Armadas, así como en las autoridades postdictatoriales, que optaron por hacer justicia solo "en la medida de lo posible".
Ante el rechazo ciudadano a la impunidad, las autoridades políticas tienen la responsabilidad histórica de ponerle fin y abrir paso a la verdad y la justicia, disponiendo las medidas necesarias para que los actuales mandos de las Fuerzas Armadas, policiales y de inteligencia entreguen toda la información sobre la represión, que aún poseen.
Quienes tienen información de los crímenes cometidos por Contreras hoy deben sentirse liberados de los pactos de silencio contraídos. Es hora que militares y civiles que conocen información sobre los crímenes hablen.
Londres 38, espacio de memorias
Santiago de Chile, 8 de agosto de 2015