Numerosos grupos musicales y artistas, junto a diez comparsas, tinkus, cuequeros, música del caribe, tambores y trompetas, provenientes de diversas poblaciones y sectores de Santiago, se hicieron presentes en este carnaval territorial, una poderosa expresión cultural y política de los pobladores y pobladoras que contribuye a reconocerse en una historia compartida de luchas y proyectos comunes.
En la actividad también se presentó una exposición fotográfica con fotos históricas de la población y otras producto del concurso convocado por los organizadores de la actividad. La muestra puso de manifiesto los numerosos vínculos existentes entre el origen de la población y su presente.
La población Nueva La Habana nació el 1 de noviembre de 1970 pero su historia se remonta a los años anteriores y a la formación de los campamentos Ranquil, Elmo Catalán y Magaly Honorato constituidos a partir de tomas de terrenos. Las mil 500 familias que allí vivían obtuvieron solución de las autoridades en 1970 y fueron trasladados a los terrenos del ex fundo Los Castaños en La Florida, ubicado al sur de la avenida Departamental, dando origen a la población Nueva La Habana en la que tuvo una importante presencia e influencia el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
Junto con los campamentos 26 de julio y Rigoberto Zamora, estas poblaciones se organizaron en la Junta Provincial Revolucionaria de los Sin Casa, caracterizándose por una mayor radicalidad en sus demandas y métodos de lucha, pero sobre todo por el despliegue de una capacidad de autogobierno desconocida hasta entonces que les permitió habitar el espacio de la ciudad de una manera creativa y transformadora.
En su Historia de los pobladores del campamento Nueva La Habana durante la Unidad Popular, el historiador Boris Cofré destaca el alto grado de organización y capacidad de autogestión de los pobladores, lo que permitió introducir cambios profundos en la vida cotidiana y en la forma de resolver los problemas colectivos, ya no de una manera individual y peticionista sino en forma solidaria y participativa. La unidad básica era la manzana que agrupaba a 64 familias, las que elegían un delegado. Las jefaturas eran elegidas por los propios pobladores, y estaban relacionadas con distintos frentes de trabajo, entre ellos, salud, cultura, de vigilancia, de madres, de bomberos, de áreas verdes y de trabajadores, y conformaban el cuerpo ejecutivo de los pobladores que se ocupaba de que las tareas acordadas fueran realizadas. En el directorio de la población estaban representadas todas las manzanas y todos los frentes de trabajo. El organismo máximo donde se reunían todos y decidían los problemas más importantes era la asamblea general.
El educador brasileño Paulo Freire, citado por Cofré, refiere así su experiencia en la población:
"Tuve la oportunidad de pasar una noche con la dirigencia de la población Nueva La Habana que tras obtener lo que reivindicaba, sus viviendas, continuaba activa y creadora con un sinnúmero de proyectos en el campo de la salud, la justicia, la educación, la seguridad, los deportes. Visite una serie de viejos omnibuses cuyas carrocerías donadas por el gobierno, transformadas y adaptadas, se habían convertido en bonitas y arregladas escuelas que atendían a los niños de la población. Por las noches esos omnibús-escuelas se llenaban de alfabetizandos que aprendían a leer la palabra a través de la lectura del mundo. Nueva La Habana tenía futuro, aunque incierto, y por eso el clima que la envolvía y la pedagogía que en ella se experimentaban eran los de la esperanza".
Claudio Herrera, ex militante del MIR que permaneció detenido en Londres 38, relata en entrevista disponible en el Archivo audiovisual de Londres 38, su experiencia en el campamento Elmo Catalán, uno de los que daría origen a la población Nueva La Habana. A fines de los 60 participó con otros estudiantes del Liceo Manuel de Salas en un trabajo con pobladores para la creación de comités de toma en Ñuñoa y Peñalolén. En esta tarea contaron con el apoyo de Gary Olmos Guzmán dirigente de la 26 de enero, hoy detenido desaparecido. Entre otras labores, realizaban encuestas y sistematizaban información sobre los allegados, conseguían financiamiento para la compra de los materiales necesarios para levantar las mediaguas, apoyaban las demandas y movilizaciones de los pobladores ante las autoridades, y trabajaban con diversos profesionales alfabetizando adultos.
Durante las dos primeras semanas posteriores al golpe de estado, los militares ocuparon la población sembrando el terror. En septiembre de 1973 fueron asesinados los pobladores Jaime Jiménez, Juan Carlo Ávila, José Rodríguez y Luis Espinoza, en tanto Waldemar Monsalve Toledo fue detenido y se encuentra desaparecido. El dirigente de la población y militante del MIR, Alejandro Villalobos, conocido como Mickey, fue asesinado en un enfrentamiento en Viña del Mar en enero de 1975.
Junto con ello se detuvo a dirigentes y pobladores, y se desmanteló la organización y la lógica de trabajo de los pobladores. Los criterios sociales de asignación de las viviendas fueron reemplazados por los de "costo real" y la responsabilidad de este trabajo pasó de manos de la estatal Corporación de la Vivienda (Corvi) a una empresa constructora privada. En una de las primeras decisiones de las autoridades golpistas, se obligó a los pobladores a cambiar el nombre de la población por Nuevo Amanecer.
Parte de esta historia fue compartida en este nuevo aniversario que se conmemora todos los años desde fines de los 90, a través de imágenes, testimonios y diversas expresiones culturales.
Más información en la página de Facebook de la población.