En más de 200 páginas el libro aborda las acciones e iniciativas desplegadas principalmente en septiembre de 2013, pero también muchas otras que tuvieron y tienen continuidad, más allá de esa fecha. La publicación -escrita por los propios protagonistas de las actividades conmemorativas- fue presentada el jueves 11 de agosto y comentada por Javiera Manzi, del Centro Social y librería Proyección, Gloria Elgueta de la mesa de Londres 38 y Rodrigo Ruiz, director de publicaciones y desarrollo de contenidos de El Desconcierto.
Gloria Elgueta relató que, a inicios de 2013, Londres 38 convocó a decenas de organizaciones sociales y colectivos. La idea desde el inicio fue enriquecer la agenda de actividades, pero además ampliarla a la participación de otras organizaciones, así como generar acciones innovadoras, movilizadoras y creativas. "La propuesta fue traer al presente las continuidades, y actualidad, de las demandas y luchas que fueron parte de los procesos interrumpidos con el golpe, para, en conjunto visibilizarlos en las acciones", explicó. En ese sentido, "la apuesta fue no tomar la fecha como una efeméride, sino preguntarse cómo ha sido el proceso a lo largo de los años posteriores al golpe, por eso hablamos de 40 años de luchas y resistencia, abriendo el horizonte temporal, más allá de los límites impuestos por la memoria oficial circunscrita al periodo de la dictadura; a nosotros nos parece que hay que indagar lo que sucedió antes de 1973, y también lo que ha pasado desde 1990 en adelante".
En 2013 y a lo largo de varios meses las organizaciones se agruparon en mesas de trabajo, donde planificaron sus acciones e iniciativas. En paralelo, y como parte del trabajo colectivo, se fue instruyendo, capacitando y generando una brigada para elaborar afiches, integrada por distintas organizaciones y colectivos, que incluso superaron el número inicial de los convocados.
Al final, la mayor parte de las acciones se concentraron en septiembre, con impactantes intervenciones del espacio público, como la pegatina de miles de afiches elaborados por la Brigada 40 años, las pintadas, en los alrededores de La Moneda, de cuatro sombras de los Hawker Hunter que bombardearon el palacio presidencial, así como el despliegue de grandes pinturas y lienzos en catorce puentes del Mapocho. A ello se agregaron talleres y seminarios con otras organizaciones en el marco de la Escuela de formación; la actualización del memorial de Londres 38; y el impulso de la campaña por el derecho a la información y el fin de los archivos secretos de la represión.
Todo ese rico proceso de debates, elaboraciones, reflexiones, intercambio de experiencias, controversias y acción común está relatado en esta publicación que combina textos, columnas y abundante material fotográfico. Se trata de un libro que recoge, como su título lo dice, una experiencia de memoria, organización y movilización.
Javiera Manzi, del Centro Social y Librería Proyección, destacó que la convocatoria de Londres 38 "puso en disputa los sentidos de la memoria", en momentos en que parece naturalizada la justicia "en la medida de lo posible" y cuando parte de las elites, después de 40 años, hacen el ritual ejercicio de los "mea culpa", destacando fragmentos de la historia al mismo tiempo que "borran" partes importantes de la misma. Por lo mismo, destacó la importancia de identificar aquellas líneas de continuidad en los proyectos emancipatorios pues permiten una relectura del presente que está marcado -dijo- por "trazos del pasado pero también por trazos del futuro, aquellos que superan el capitalismo".
El integrante del consejo editorial de El Desconcierto, Rodrigo Ruiz, puntualizó que cuando "Londres 38 impulsó un debate sobre qué recordar y cómo conmemorar, abrió una controversia sobre la disputa y los usos de la memoria, haciendo frente a los mecanismos que definen qué es la memoria y lo memorable; también el libro aborda las memorias emergentes, las que entiendo en clave de conflicto".
Ruiz destaca también la crítica a la condición tradicional de "oyentes y espectadores" en tanto "individuos sometidos respecto de sus relaciones culturales, como en su vinculación con los diversos procesos productivos de la sociedad, incluyendo la producción del pasado. Es así que se organizan las condiciones de mercantilización de la memoria, configurando de un lado todo un repertorio de productos, imágenes, libros, circuitos turísticos, pero también investigaciones e investigadores, seminarios internacionales, certificaciones y figuras intelectuales de retórica desobediente, cuya circulación ha sido diseñada y es vigilada desde los centros productivos de los discursos hegemónicos. Y del otro lado, sujetos educados en la buena conciencia, disponibles para el consumo de la memorabilia, individuos conmemorantes que han aprendido a condenar y lamentar los 'excesos del pasado'".