Una población migrante que alcanza los 465 mil extranjeros, es decir, 2.7% de la población total del país según la encuesta Casen 2015.
El secretario ejecutivo del Movimiento Acción Migrante, Eduardo Cardoza, lleva 23 años viviendo en el país, de origen uruguayo y técnico electricista de profesión, conversa con Londres 38 sobre los principales aspectos que afectan hoy a esta comunidad y su vínculo con la organización.
¿Cómo surge esta vinculación con Londres 38?
Fuimos convocados por Londres 38 para generar una instancia de defensa de los derechos humanos en los contextos de luchas actuales, donde nos sentimos muy acogidos.
En este sentido, nuestra vinculación surge por el respeto que significa tanto dolor y valor, una marca indeleble de la violación a los derechos humanos de la manera más salvaje en este lugar. Quizás acá, porque había gente que luchaba por una sociedad más justa pasaron hechos de generosidad humana, pasaron hechos de dignidad que son parte de la riqueza ética y moral de esta sociedad.
La educación que aquí se realiza es una apelación constante de pasado y presente para que los derechos humanos sean respetados y valorados siempre por toda la sociedad.
En eso las luchas de ayer y de hoy tienen una continuidad que es la búsqueda de la justicia.
¿Qué desafíos implica ser migrantes en este país?
Chile se transformó en la región en un país que recibe migrantes habiendo sido, y siendo aún, un país emisor de migrantes, como en la época de la dictadura. Chile tiene a su vez un millón de personas fuera del país que son migrantes.
En ese aspecto es uno de los países de la región que ha tenido más movilidad, pero la verdad es que no llega a niveles críticos como países europeos o de la OCDE que alcanzan un 13%, acá no llegamos al 3%. Además, es un país que tiene sus características, por ejemplo, se reconocía que no tenía migrantes, aunque es un factor que la historia contradice, porque a comienzos del siglo XX tenía un 4 % de migración.
Con la migración se generan estereotipos que no son sólo nacionales sino globales, promovidos por la comunicación hegemónica, buscando culpabilizar a un “otro” externo, de las crisis económicas internas de los países, lo que provoca inquietud y rechazo en la población, exacerba la xenofobia y el racismo entre iguales, generando exclusión y desintegración social.
Por otra parte, la migración que está llegando en el último tiempo es de color, en ese sentido violenta ciertos imaginarios existentes. Estamos de acuerdo estudios que han realizado en la Universidad de Chile, entre ellos María Emilia Tijoux y su equipo, que plantean que lo que se cuestiona son las ideas que tiene de sí misma la sociedad que acoge. Comprendemos que tiene que ver con los temas de identidad que tiene la misma sociedad, que no acepta a sus pueblos originarios y a la “otredad” que se da con las personas que vienen de otros países.
Las fronteras tienen que ver con respeto a historias y desarrollos que han tenido los países, pero no tienen que ver con respeto a la condición humana de los habitantes del planeta. Entonces, una migración que se reconozca como tal y en un marco de derechos humanos puede ser muy beneficiosa para los países que la acoge más que constituir una amenaza.
¿Cómo conviven en el país con una política pública de hace más de 40 años, con un énfasis en la seguridad interna?
Nosotros estamos claros que en los temas migratorios Chile vive en Estado de excepción, porque si la constitución fue hecha en condiciones espurias y que ningún parlamento votó, la ley migratoria es anterior a ella y, no se ha modificado, ha habido sólo cambios administrativos.
Nosotros teníamos mucha esperanza que se hubiera sometido algún proyecto al parlamento, cambiando esta ley. Trabajamos, luchamos bastante para eso, estudiamos, nos informamos, se generaron una cantidad de instancias para pedir nuestra opinión y eso quedó en la nada: Venció una tendencia que en Chile está bien marcada y que es que en el tema de migración se legisla poco y se va resolviendo administrativamente de la forma que sea y con mucha discrecionalidad. Persisten en varios sectores criterios obsoletos de seguridad nacional y no democráticos. .
No se entiende que la gente migra hacia lugares donde piensan que van a poder realizar su vida mejor y van a poder contribuir de mejor manera al entorno. Respeto a la existencia de las fronteras tiene que ver con la historia de desarrollo que han tenido los países, pero no tiene que ver con respeto a la condición humana, que no se pierde al salir o entrar a alguna de ellas.
Lamentablemente, el tema de seguridad nacional, que hace al otro un desconocido posible enemigo, busca que la gente se aísle y ande viendo maldad por todos lados en vez de asociarse y contribuir a la sociedad luchando por sus derechos y contribuyendo participativamente.
Y bajo esta lógica del enemigo interno, cómo se relacionan con la sociedad chilena
Hace poco tiempo un periodista italiano fue expulsado sumariamente y qué hacemos nosotros, vamos a la justicia y hasta la Corte Suprema para solicitar restituir un derecho que se le viola a esa persona. Ese hecho tuvo alguna repercusión pública.
Se repiten hechos menos conocidos constantemente y de muchas maneras y en muchos lugares donde se violan derechos pero el fenómeno está invisibilizado.
Lo que se muestra comunicacionalmente es un delito o un delincuente que es migrante, y esa realidad repercute negativamente aunque represente menos del 0.5% de la población extranjera en el país.
Institucionalmente ha habido medidas administrativas paliativas, tipo “parche” para evitar algunos vacíos enormes de la ley, pero la ley no se modificó, eso ha sido un golpe muy grande para nosotros, porque pensábamos que en este periodo de gobierno, por lo menos, se podría discutir en el parlamento.
Nuestras asociaciones en ese sentido están súper claras, lo que pretendemos ahora es igualar derechos con la sociedad chilena. Eso implica que hay muchos derechos que tampoco vamos a tener y los vamos a tener que luchar juntos, es parte de nuestra responsabilidad por estar en este territorio, es parte de nuestra responsabilidad ciudadana.
Y ante este escenario adverso ¿cómo se puede alcanzar el apoyo de la gente?
Ese es el aspecto más complejo, porque como hay un discurso instalado la gente hasta que no conoce al migrante que tiene al lado y lo ve y conversa, y se da cuenta que tiene las mismas inquietudes que él, creen que vienen acá a quitarles el trabajo.
El problema se plantea con empresarios que abusan y contratan migración irregular pagándole mal y abusando de su condición. La gente que está irregular no es porque le gusta no tener derecho a nada, no tener carnet, no tiene contrato, es que tiene que comer y, muchas veces, para comer, acepta empleos en condiciones de sobreexplotación, y eso sí hace daño al trabajador que durante años ha luchado por sus derechos.
A nadie le agrada la irregularidad de los papeles, pero al migrante que es un ser humano con sus derechos vulnerados lo defendemos.
La comprensión se da en un trabajo en los territorios donde al tiempo que buscamos igualar la cancha en derechos para los migrantes, también estamos junto a la sociedad chilena luchando por los que debemos conquistar en conjunto.
Es una suerte de interculturalidad en la defensa de los derechos considerados como un conjunto.
La migración no viene mayoritariamente por razones políticas, viene por razones económicas pero obligados hemos tenido que ir avanzando: así se generan agrupaciones por país que uniéndose crean este movimiento de acción migrante.
Hoy el Movimiento es parte de una Red Nacional de organizaciones migrantes y promigrantes que reagrupa 20 organizaciones a lo largo del país.
¿Qué papel juegan los medios de comunicación actualmente en el tema de migración?
El año pasado nos llamaron del Consejo Nacional de Televisión, porque no había un protocolo para el tratamiento de estos temas y querían saber que opinábamos del tratamiento que se hacía en la TV del fenómeno migratorio que era nefasto. Los medios juegan un rol importante para bien o para mal. Actualmente hay un nivel mucho mayor de sensibilidad al ver que los fenómenos migratorios son fenómenos mundiales de movilidad humana. Pareciera que se entiende más el derecho de las personas a migrar. Ocurre más en algunos medios que en otros. Tampoco hay que desconocer que existen políticas editoriales que buscan favorecer un discurso ya instalado, un estereotipo lleno de prejuicios deshumanizantes.
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