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De norte a sur: tres experiencias que demuestran el fortalecimiento del tejido social como consecuencia de la revuelta de octubre

Londres 38, Luisa Toledo, Juventud Combatiente, Villa Francia
Londres 38, Luisa Toledo, Juventud Combatiente, Villa Francia

Publicado el 15 de noviembre de 2021

Londres 38, Luisa Toledo, Juventud Combatiente, Villa Francia

Las jornadas de movilización de octubre de 2019, evidenciaron ante el mundo que Chile no era el jaguar del que el poder se jactaba. Millones de chilenos y chilenas se unieron en las calles gritando contra la desigualdad del país, en demandas populares de siempre que a partir de ese momento sonaron aún más fuerte. Miles de personas fueron reprimidas y encarceladas, otras tantas, comenzaron a agruparse en proyectos que aún perduran, sumándose así a las luchas históricas.

Londres 38, Luisa Toledo, Juventud Combatiente, Villa Francia

Por Mayron Sills*

La revuelta de octubre nos encontró en las calles de todo Chile. Mujeres, hombres, niños y niñas, personas trans y no binarias, pueblos originarios, trabajadores, estudiantes, nos unimos en un mismo grito: el grito por la dignidad. Nos conectaron las necesidades comunes; techo, pan y trabajo. Nos conectamos contra la violencia estructural del Estado chileno.

Este encuentro posibilitó diálogos de personas que ni siquiera se conocían pero que compartían inquietudes comunes, y entre risas y llantos, cantos callejeros y tambores, surgieron ideas que tejieron redes de solidaridades por el bien común. Así nacieron asambleas barriales, medios de comunicación alternativos y populares, movimientos políticos, ollas comunes y decenas de organizaciones que demostraron la necesidad de organizar los territorios ante la indolencia de un Estado y de instituciones que trabajan de espaldas al pueblo.

En este artículo, conoceremos tres iniciativas, del norte al sur del país, que fueron fruto del estallido de octubre y que hasta hoy mantienen vivas sus luchas.

La Serena, una olla llena de amor

"Una vez estábamos abriendo unos tarros de jurel separando el líquido del pescado y a uno de los voluntarios se le cayó todo el jugo encima, le pusimos <El niño jurel>", recuerda entre risas Juan Candia, sociólogo y encargado de la Olla Común Avenida Diaguitas de la ciudad de La Serena, una iniciativa popular que de lunes a viernes ofrece un plato de comida a quienes se acercan al espacio.

Si algo evidenció la revuelta de octubre y la pandemia, junto a la crisis económica galopante, son las múltiples necesidades que comparten las y los habitantes de Chile, muchos de los cuales no alcanzan a poner un plato en su mesa. Así pues, de manera autoconvocada, un grupo de personas de La Serena se agrupó para entregar alimentos, en un principio, a personas en situación de calle.

Estudiantes secundarios y universitarios, algunos trabajadores, trabajadoras y dueñas de casa, unieron sus esfuerzos para recolectar y entregar alimentos no perecederos. Con el tiempo se fueron restando y sumando nuevos voluntarios y voluntarias, hasta que uno de ellos hizo la propuesta: "hagamos una olla común".

"El primero de mayo (del año 2020) hicimos la primera, y desde allí no paramos" afirmó Candía. La popular ex Avenida Francisco de Aguirre, renombrada Avenida Diaguitas por los movimientos sociales, espacio preferido de las manifestaciones históricas de la ciudad, se convirtió en un gran comedor familiar. Sin embargo, con el fin de poder almacenar los útiles y herramientas de cocina con mayor comodidad, la olla se trasladó a la Casa de la Memoria en Avenida Diaguitas #470, pleno centro cívico.

Para Juan, la olla es una forma de resistencia: "Mucha gente nos agradece a diario este almuerzo porque está todo muy caro, es ahorrarse algo para tener en el bolsillo". Más de cien personas llegan a diario por su ración de comida, entre trabajadores de zonas aledañas, migrantes y personas que se trasladan en bicicleta desde otras poblaciones.

Hace casi un año, el amor habita las ollas en la Casa de la Memoria, pero cada día se suman más personas y a veces los platos se hacen pocos. Por eso, para quienes puedan colaborar el llamado es a acercarse a la Casa de la Memoria de La Serena, o bien contactarse a través de su página de Facebook, haciendo clic AQUÍ; en él podrán solicitar los datos bancarios.

Punta Arenas y sus mil melodías por la dignidad

La música también ha sido parte de la lucha social a lo largo y ancho de Chile, uniendo el baile de los que sobran. En Punta Arenas, a pasos del mar, con ese típico frío del sur resistido a base de choripán y leche de plátano, un músico se subió arriba del escenario de la Plaza de Armas Benjamín Muñoz Gamero, instaló un amplificador y empezó a tocar. La melodía captó la atención de personas que se acercaron, se sumaron guitarristas, algunas palmas unieron sus ritmos y las miradas cómplices, aun sin mascarillas, sonrieron en un coro: "...el canto tiene sentido, cuando palpita en las venas...". Así, más o menos, nacieron los Musicxs del Pueblo.

Antes de cada marcha y de manera autoconvocada, el escenario de la plaza sureña se colmaba de hombres y mujeres, niños y niñas, de todas las edades y con distintos instrumentos musicales, combinando sus ritmos en un repertorio latinoamericano con canciones de Manns, Jara, Illapu, los Parra, entre otros.

"Llegábamos antes de la marcha, muchas familias se acercaban a vernos y después movilizaban, era el espacio donde se reunía la gente en Punta Arenas", recordó con alegría Jorge Risco, docente, miembro de Musicxs del Pueblo y hoy también concejal. "Representamos el sentimiento de mucha gente a través del arte y la cultura, que es una forma de lucha". Ingrid Melipillán, una de las cantoras del grupo, destacó la apertura del espacio y señaló que es un lugar que permite "manifestarse y levantar la voz, los instrumentos y las conciencias para exigir justicia social, respeto y transformaciones".

Fue tanto el poder de convocatoria que llegó a tener la iniciativa, que hoy unas veinte personas participan de manera activa en el grupo. Y otras van rotando pues el coro siempre está abierto. "Había un niño que tocaba violín y tenía unos 12 años, hay chicos de 17, 18 años que han perdurado en el tiempo, y hay personas mayores de 70 años; incluso hemos perdido compañeros por la pandemia".

Ya a pocas cuadras de la emblemática plaza puntarenense, se escuchaban y se escuchan las cuerdas y cantos de los y las Musicxs del Pueblo, que le ponen melodía a las movilizaciones entre medio de las banderas azules estrelladas que se mezclan con los kultrunes de la bandera ancestral mapuche.

Identificados y reconocidos por los puntarenenses, fueron incluso defendidos de una agresión vivida poco antes de la pandemia. "Había una manifestación cerca mientras tocábamos y Carabineros llegó con zorrillos y guanacos de manera muy agresiva. El poco público que nos estaba escuchando, esa misma gente nos defendió, aunque quedamos muy dañados producto de las aguas y los gases" dijo Risco, y Melipillán recordó que fueron testigos de varias jornadas de represión en marchas pacíficas.

Pero Musicxs del Pueblo no se termina sólo en la música y utilizó sus instrumentos también en otros espacios, contó Melipillán. "Fuimos parte de cabildos y de la coordinadora social, llevamos nuestras demandas a distintos lugares para sumarnos a los diálogos".

A pesar de la dificultad de los ensayos en pandemia, los encuentros continuaron desde la virtualidad y hasta hoy siguen uniéndose miembros y miembras al agite musical.

Conoce su página de Facebook, haciendo clic AQUÍ.

Muros y resistencia: un grito popular de cara a la prensa hegemónica

La inconformidad con el discurso de la prensa hegemónica ha sido creciente en los últimos años, más aún desde el estallido social. El negacionismo, la invisibilización constante de las demandas ciudadanas, la criminalización permanente de la protesta social y su complicidad con la impunidad de las violaciones a los DDHH, constituyen su lógica antipopular. "Son cómplices de la mantención de un modelo de abuso y desigualdad que legitima las posiciones empresariales y gubernamentales desde los gobiernos de concertación" expresó Daniel Labbé, periodista de Muros y Resistencia.

Desde antes del estallido social nacieron numerosos medios de comunicación con el objetivo de mostrar lo que la gran prensa esconde. Pos estallido, surgieron también medios especializados para lectores de diferentes lugares, edades y géneros, en torno a distintas luchas sociales, que se tomaron las redes. En noviembre de 2019, una pareja que asistía a las movilizaciones en Plaza de la Dignidad se dio cuenta que los muros hablaban lo que la prensa callaba y quisieron fotografiar y difundir ese grito. Así nació Muros y Resistencia, un medio de comunicación y archivo audiovisual de las demandas sociales.

Con el tiempo, muchas personas se interesaron en el material subido, que además pasó de las fotografías a la difusión y comunicación de movilizaciones y luchas sociales. Estudiantes, dirigentes territoriales, periodistas, y hasta actrices, de entre 18 y 42 años, se fueron sumando poco a poco al equipo del medio, que ya está presente en Facebook, Twitter, Instagram y Youtube, y suma más de 30 mil seguidores entre todas sus redes.

Todos los viernes, Muros y Resistencia asiste a las manifestaciones en Plaza de la Dignidad a acompañar a los familiares de las y los presos políticos, y de las personas asesinadas y mutiladas de la revuelta, y así producir material para informar en sus canales. Además, realiza tres programas que se transmiten en vivo: "Luchas en resistencia", "Vamos por ancho camino", y "Voces en resistencia".

Daniel fue invitado a uno de los programas y le ofrecieron quedarse. Tiene 39 años, hace algunas coberturas desde Plaza de la Dignidad y forma parte de algunos de los programas como conductor y panelista. Escucha uno de los capítulos AQUÍ.

"Para mí, Muros y Resistencia es un espacio de prensa contrahegemónica que ha podido visibilizar y denunciar problemáticas como la situación de los presos políticos y las movilizaciones que continúan realizándose en todo Chile", sostuvo Daniel. Además, reflexionó, el trabajo de Muros y Resistencia, así como de otros medios populares, responde a un trabajo ético y de compromiso social de cara a la prensa negacionista: "Recuerdo que en Tolerancia Cero, un colaborador de la dictadura tenía un espacio en el programa, lo cual para cualquier democracia es inaceptable".

Muros y Resistencia, como la mayoría de este tipo de medios, no recibe un financiamiento que permita sostener sueldos, las personas que componen el equipo trabajan en otros espacios y las pocas donaciones recibidas se destinan a la compra y el arreglo de herramientas de trabajo. Aun así, el medio sigue en pie en su compromiso con el derecho a la comunicación y la defensa de los DDHH.

A dos años de la revuelta más importante del último tiempo, diferentes realidades conviven en los territorios. Muchos presos y presas políticas aún luchan por su libertad, familiares, amigos y amigas de las víctimas de la represión del Estado continúan exigiendo justicia, las movilizaciones siguen en todo Chile y el tejido social se fortalece día a día, tras las ollas, los cantos y los micrófonos abiertos.

Desde todos los espacios y de diversas maneras, la lucha continúa.


* Mayron Sills es estudiante de Periodismo de la Universidad de Avellaneda de Argentina y practicante del Área Comunicaciones y Prensa de Londres 38, espacio de memorias.

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