Por Erika Hennings*
A casi 50 años desde la detención de Alfonso podemos decir "caso cerrado", según los mandatos de la justicia.
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Exactamente 48 años y 9 meses y 27 días desde que irrumpieron en nuestra casa decenas de agentes de la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional), desde entonces sin olvidos, ni tampoco rendición. Desde entonces, recursos de amparo, denuncias por presunta desgracia, querellas, sobresimiento, amnistía, nueva querella, condenas y omisiones, agentes que llegaron a nuestra casa, el agente que me subió a su camioneta junto a Natalia, nuestra guagua, quedaron sin condenas, libres. Decidimos perseverar, no podíamos, no debíamos rendirnos y que siguieran impunes, que en la calle los encontráramos.
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Los primeros años de búsqueda, de denuncias, es describíamos en cada detalle, color de ojos, estatura, peso aproximado, tono de la voz, ropas, marca de camionetas, color del cabello, no había detalle olvidado; hasta que en inicio de los 90, logramos saber sus nombres y lugar preciso en el organigrama de la DINA, el testimonio de Luz Arce fue clave en ello. Así comenzamos otra etapa en los tribunales, careos, reconstituciones de escena en Londres 38, en nuestro departamento, con el agente jefe de grupo operativo, Gerardo Godoy García, quien no había quedado condenado, ni siquiera acusado en el caso anterior. Fue un duro golpe, fue una tremenda injusticia, pero además faltaban los agentes mayormente y claramente recordados y ya individualizados, el agente joven, Rodolfo Concha Rodríguez, joven como Alfonso, el que nos había llevado a casa de mis padres y que al día siguiente vino a buscarme para ser otro instrumento para torturar a Alfonso. No lo olvidé, ni un ápice, me acuerdo, ahora aún, nítidamente de su actitud, de su estatura, de su pelo castaño, corto y ondeado, me acuerdo de él a mi lado conduciendo la camioneta, me acuerdo esas palabras que daban cuenta de lo que se venía. Me acuerdo, me acuerdo.
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Hoy salió la condena de segunda instancia: uno condenado a 10 años; y el otro, Concha Rodríguez condenado a 5 años. Bueno, y esos agregados que hace la justicia, de grado mínimo y qué se yo. Me queda sólo resonando que a Concha Rodríguez, ese que era joven de pelo castaño, que era el delfín de Miguel Krassnoff, y que hizo carrera hasta 1990 aproximadamente en la CNI (Central Nacional de Inteligencia), además de la DINA, digo que me queda resonando que a él, a Concha Rodríguez, a esos 5 años y esas mínimas, le abonan 7 días; o sea a los 5 años le restan 7 días que estuvo detenido en esta caso.
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¿Qué justicia nos abona los 48 años y 9 meses y 27 días de la condena de la injusticia, de la condena de la impunidad? Me quedo con que la perseverancia, la nuestra, al menos permite que los hechos si fueron acreditados, esos hechos que siempre, siempre describimos, testimoniamos en cada tribunal, nacional e internacional. Me quedo con que Godoy García, el jefe de Tucán, el "Capitán Manuel", "el Mano Negra" sea finalmente condenado, sólo a 10 años claro; y que Concha Rodríguez, finalmente también sea condenado, a sólo 5 años. Ah, y menos 7 días.
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Ahora: ¡Alerta, alerta a que no sea liberado!
* Erika Hennings es esposa de Alfonso Chanfreau, ex presa política, y directora de Londres 38, espacio de memorias.
