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Londres 38 inaugura muestra itinerante sobre montajes comunicacionales

Con las siluetas de las personas detenidas desaparecidas del "Caso de los 119" desplegadas en la calle, Londres 38, espacio de memorias, inauguró el pasado miércoles 11 de abril la muestra itinerante "Montajes comunicacionales del pasado y el presente", que incluye doce paneles en los que se describen el origen de la Operación Colombo realizada por la DINA en 1975, y los impactos que ésta tuvo en la movilización de los familiares, la respuesta de los entonces prisioneros políticos y la complicidad de la prensa en la operación de ocultamiento.

Publicado el 13 de abril de 2012

"Esta exposición Montajes comunicacionales del pasado y el presente surge como necesidad de visibilizar las operaciones que realizó la represión de la dictadura para ocultar sus crímenes, la mayoría de los cuales aún permanecen en la impunidad", explicó Erika Hennings, presidenta de Londres 38, espacio de memorias.

Hennings apuntó a la complicidad de otros organismos de seguridad del continente con la operación liderada por la DINA, colaboración que ya era parte de la llmada Operación Cóndor. Y también denunció el papel de la prensa: "Un papel principal lo jugó la prensa adicta al régimen dictatorial. Medios de prensa de Chile, así como periodistas de estos medios, facilitaron sus páginas y espacios para intentar dar credibilidad al montaje comunicacional conocido como Operación Colombo. Más de 30 años después medios de prensa como La Segunda, El Mercurio y La Tercera jamás han dado una explicación sobre las mentiras que publicaron y la complicidad de hecho que tienen con estos crímenes. La impunidad es total", dijo.

La impunidad que permanece sobre la inmensa mayoría de los crímenes de la dictadura, así como la que tienen los grupos civiles que colaboraron directamente con los aparatos represivos y la propia prensa ha abierto espacio para que nuevas operaciones de montajes se realicen hasta el día de hoy. "La ley antiterrorista, la ley de seguridad del Estado y la prensa han sido usadas en estos años de democracia a medias para criminalizar a los movimientos sociales y sus luchas. Hace apenas un par de meses, en el verano, los incendios forestales fueron atribuidos a comunidades mapuche. Hace poco más, la Fiscalía fue incapaz de sostener la acusación de acciones terroristas contra jóvenes anarquistas, pese a que la prensa ya los había condenado".

La denuncia del uso de los montajes como práctica para criminalizar las luchas sociales es el sentido de incluir en la muestra el llamado "Caso bombas".

En representación de las organizaciones y entidades que llevarán a sus lugares y territorios esta muestra en los próximos meses, el dirigente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), Andrés Fielbaum, dijo que la exposición y sus contenidos ayudan a los sectores que están movilizados a conectar la memoria sobre las luchas del pasado con las del presente, develando el hilo histórico que las une. "Londres 38 se ha caracterizado por una visión que une la memoria de lo que sucedió en el país con las movilizaciones de ahora y las del futuro", dijo el dirigente estudiantil.

"La manipulación de las informaciones sigue presente, por eso esta muestra es muy importante, hay una estrategia de los poderes dominantes para esconder lo que ocurre", añadió el dirigente de la FECh.

Fielbaum recordó que en la selección de las fotos del concurso sobre las movilizaciones sociales del último año hay una que dice "Pinochet, que muera tu herencia", para explicar que la lucha por los derechos humanos sigue estando vigente, así como también identificó esa "herencia" en la actual Constitución y en el modelo de educación, salud y previsional impuesto por la dictadura y que no ha sufrido modificaciones importantes en las últimas décadas.

Derecho a la memoria

La muestra "Montajes comunicacionales..." originalmente iba a ser inaugurada en enero de este año en la Biblioteca de Santiago, sin embargo la dirección de esa entidad intentó modificar los contenidos de la exposición, en un acto de censura que fue rechazado por Londres 38, espacio de memorias.

Para Londres 38, espacio de memorias, la modificación de los contenidos de la muestra por parte de un organismo público no solo vulnera su línea editorial sino además el intento de censura contradice los principios de la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios e Instituciones (IFLA, en inglés) y específicamente los planteados a través de su Comité de libre expresión y acceso a la información, donde se señala que "las bibliotecas contribuyen al desarrollo y mantención de la libertad intelectual y ayudan a salvaguardar los valores democráticos básicos y los derechos civiles universales" y además indica que "las bibliotecas deben adquirir, organizar y diseminar información libremente y oponerse a toda forma de censura", junto con "preservar y hacer accesible la más amplia variedad de materiales que reflejen la pluralidad y diversidad de la sociedad, facilitando a los usuarios la posibilidad de comunicar y expresarse, lo que no deberá ser censurado o restringido por enfoques políticos, morales o religiosos".

En este sentido, Londres 38, espacio de memorias, defiende su derecho a mantener y preservar su línea editorial, donde los contenidos de recuperación de la memoria están necesariamente vinculados con el presente. Del mismo modo, Londres 38 estima que así como el Estado tiene la obligación de garantizar el derecho a la memoria, debe garantizar el uso plural de los espacios públicos por parte de las organizaciones de la ciudadanía. En todo caso, luego de una reunión con la directora de la Dibam, de la cual depende la Biblioteca de Santiago, la muestra será exhibida en ese lugar tal como ha sido concebida por Londres 38, espacio de memorias.

Por ahora, la muestra estará en Londres 38, espacio de memorias, hasta el 25 de abril, para enseguida iniciar una itinerancia por diversas facultades de las universidades de Chile y Católica -organizada por las respectivas federaciones estudiantiles-, municipios como el de La Granja, San Miguel y San Joaquín, y espacios como la librería de editores independientes del GAM y el Museo de la Memoria.

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